Cómo nació Heaven for Paws — Y hacia dónde vamos

Durante años viví con una tensión inexplicable. Cada vez hablaba menos, mi sistema nervioso estaba tenso y a menudo sentía emociones que no me pertenecían.

En aquel momento no sabía que estaba sintiendo el mundo a través de los cuerpos de los animales .

Su hambre, su frío, su miedo tembloroso, incluso el terror justo antes de la muerte: todo ello resonaba silenciosamente en mi propio cuerpo.

En un tiempo pensé que algo andaba mal conmigo. Pero poco a poco, comprendí una verdad más profunda:
Mi cuerpo estaba atento a aquellos que no pueden hablar.

Los refugios que lo cambiaron todo

El punto de inflexión llegó cuando empecé a visitar refugios de animales. En el momento en que entré en su mundo, algo cambió.

Los animales no llevaban máscaras, ni fingimiento; solo una silenciosa resistencia y una pura presencia.

Su energía le indicó a mi sistema nervioso:
“Aquí estás a salvo.” “Aquí puedes volver a hablar sin problema.”

Tras reunirme con ellos, poco a poco comencé a hablar de nuevo. Mi voz, que había permanecido en silencio durante tanto tiempo, empezó a regresar.

Me di cuenta de que no había dejado de hablar por falta de palabras, sino porque me sentía abrumada por los sentimientos de quienes no podían hablar en absoluto.

Un cuerpo que recuerda

Durante mucho tiempo no me corté las uñas ni el pelo. La gente me preguntaba por qué, pero entonces no sabía qué responder.

Más tarde, me di cuenta de que mi cuerpo se estaba sintonizando con la frecuencia de los animales.

Los animales sienten el mundo a través de sus patas: el frío, el peligro, el hambre. Sin darme cuenta, me estaba abriendo a su mundo a través de mis propias manos y pies.

Y entonces aparecieron los refugios. Los animales me encontraron. No hablaron con palabras, sino con su temperatura, sus temblores y su silencioso dolor.

Heaven for Paws no fue algo que yo decidiera crear; surgió porque los animales lo necesitaban.

Manifiesto de compasión por los animales

Esto no es solo un proyecto. Es un recordatorio de quienes realmente somos.

Los humanos no están destinados a ser depredadores de la Tierra, sino compañeros y cocreadores con todos los seres vivos.

Los animales no son “ingredientes” ni “recursos”. Son seres nobles y sensibles con familias, emociones y mundos interiores.

Lo olvidamos durante mucho tiempo. Pero en el fondo, nuestros corazones siempre lo supieron:
Esta no es toda la verdad.

Ahora lo recuerdo

He sentido el miedo de los animales en mi propio cuerpo: su frío, su hambre, su temblor indefenso, incluso el terror ante la muerte.

No se trataba de “mi ansiedad” ni de “mis problemas”. Eran mensajes de vidas que no podían hablar .

Ahora lo entiendo:
No estamos separados. Su dolor y nuestro dolor nunca estuvieron divididos.

Un nuevo rumbo para la humanidad

Nuestra evolución avanza hacia una mayor compasión por los animales , no solo como una idea, sino como una forma de vida.

• Considerar a los animales como seres humanos , no como productos.
• Reconocer su miedo, su alegría y sus lazos familiares.
• Elegir estilos de vida que reduzcan los daños.
• Crear un mundo donde ninguna vida tiemble en silencio.

Mi dieta se inclinó hacia opciones vegetarianas no por culpa o ideología, sino por una simple verdad en mi cuerpo:
“Hemos sido crueles con ellos. Quiero vivir con más amabilidad.”

Lumivore: Un vistazo a nuestro futuro

Visualizo un futuro en el que los humanos ya no dependan del sufrimiento animal para sentirse nutritivos.

Un futuro en el que nos convirtamos en Lumívoros : seres que viven de la compasión, la luz y la elección consciente.

Mi compromiso

• Hablar por los que no pueden hablar.
• Vivir con compasión en mis decisiones diarias.
• Honrar cada vida, incluso la del insecto más pequeño.
• Para recordar a los humanos que, en nuestra esencia, somos seres compasivos.

No están aquí para ser consumidos. Están aquí para ser acogidos, honrados y bienvenidos como participantes iguales en la gran co-creación de la Tierra.

Esta es la historia que me ha moldeado. Esta es la filosofía que me guía. Y esta es la compasión que elijo vivir.